Mientras un porcentaje poblacional de mujeres tienen acceso a la realización de un diagnóstico de cáncer en ambientes seguros, quienes viven en las numerosas comunidades rurales de los diferentes departamentos de Nicaragua, son perjudicadas por el escaso acceso a una examinación segura debido a la discriminación y clasificaciones sociales por sus pobrezas.
Para la especialista en salud, Ana Ara Sorribas, aunque no existe un método para prevenir la enfermedad de cáncer de mama, cada mujer debería realizarse un diagnostico precoz a través de mamografías para descartar si existen patologías benignas o cancerígenas y estar seguras.
Pero en Nicaragua todavía no existen condiciones para que las mujeres sean atendidas con responsabilidad, mientras la propaganda partidaria promueve el cuido y prevención temprana de la enfermedad. Hay una deuda pendiente con las mujeres rurales
«Hay un factor social que va relacionado con la pobreza y si el diagnostico de un cáncer de mama se lo hacen a una mujer de una comunidad aislada, además de las dificultades económicas, esta mujer tiene menos posibilidades de tener un resultado exitoso», comenta Ara.
La situación de las mujeres rurales aún está peor, sus economías están bajas y la inseguridad las pone en riesgo, es difícil poder viajar con seguridad y peor aún, confiar en ser asistidas por un médico. La detección temprana es clave.
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A diferencia del Estado gobierno, organismos que priorizan los derechos de las mujeres luchan para prevenir la enfermedad a través de charlas educativas también para las mujeres rurales, donde indican cómo descubrir sus propios cuerpos y vivir seguras.
En el país centenares de mujeres también sufren de cáncer uterino, y muchas de estas, tampoco tienen acceso para visitar al ginecólogo por las condiciones en las que viven.
Nicaragua desde el año 2015, de acuerdo a estadísticas oficiales, el cáncer de mama sigue siendo el segundo causante de muerte entre las mujeres de 40 y 45 años.