El impacto del uso de celulares en la niñez: riesgos y prevención
La falta de supervisión facilita que personas malintencionadas establezcan contacto a través de redes sociales u otras plataformas digitales.

En la era digital, los teléfonos celulares se han convertido en una extensión de la vida cotidiana. Sin embargo, el uso de estos dispositivos por parte de niños y niñas sin la supervisión adecuada de adultos está generando preocupaciones significativas en la sociedad.
Uno de los principales riesgos es la exposición a contenido inapropiado. Sin vigilancia parental, los menores pueden acceder fácilmente a material violento, sexual o perturbador, lo que afecta su desarrollo psicológico y emocional. Una especialista en psicología, entrevistada por Radio Vos, destacó que es fundamental que los adultos supervisen el uso de los dispositivos para evitar que la niñez enfrente situaciones que comprometan su integridad física y emocional.
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El uso excesivo de celulares también puede generar problemas de salud física, como obesidad y fatiga visual. La tendencia a pasar largas horas frente a la pantalla reduce el tiempo dedicado a actividades físicas y puede afectar negativamente la salud visual de los menores.
La adicción a la tecnología es otro problema creciente. Los niños y niñas pueden desarrollar dependencia de los dispositivos, afectando su capacidad para interactuar socialmente y provocando problemas de comportamiento como ansiedad e incluso aislamiento social.
Además, existe el peligro de que la niñez sea víctima de ciberacoso o grooming. La falta de supervisión facilita que personas malintencionadas establezcan contacto a través de redes sociales u otras plataformas digitales.
Para mitigar estos riesgos, madres y padres deben involucrarse activamente en el uso de tecnología por parte de sus hijos e hijas. Es clave establecer límites de tiempo en el uso de pantallas, implementar filtros de contenido y mantener una comunicación abierta sobre los peligros en línea.
La tecnología puede ser una herramienta poderosa y educativa, pero es fundamental usarla con precaución y responsabilidad. Garantizar que las y los menores crezcan en un entorno seguro, tanto en el mundo real como en el digital, es tarea de todas y todos.