Infancia de trabajo, estudio y diversión
El 12 de junio de cada año se hacen públicos los esfuerzos por erradicar el trabajo infantil, Nicaragua no es la excepción donde la población ve como normal que un niña o […]
El 12 de junio de cada año se hacen públicos los esfuerzos por erradicar el trabajo infantil, Nicaragua no es la excepción donde la población ve como normal que un niña o niño esté realizando alguna labor en la calle o en la casa para recibir algún ingreso económico.
El centro de promoción social «las Hormiguitas» de Matagalpa, ha venido trabajando con chavalas y chavalos que laboran y a la vez estudian, ingeniandoselas para hacer lo que les gusta.
La Profesora Sandra Peña Gonzales, explica a Radio Vos que desde hace 20 años iniciaron esta labor para proteger a la niñez trabajadora, quienes se esfuerzan para estudiar y lograr sus sueños.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU) «En conflictos y catástrofes se debe proteger a niños y niñas del trabajo infantil y con la situación actual en Nicaragua este centro intenta llevar la voz de aliento a adolescentes y preadolescentes que se ven obligados a trabajar para suplir sus propias necesidades», explica.
Los medios de comunicación y muchos otros actores locales como escuelas, organizaciones e instituciones, continúan en la lucha contra el trabajo infantil, evidenciando que el esfuerzo que se realiza cada 12 de Junio es para que la niñez primero vaya a la escuela.
Desgraciadamente en Matagalpa el número de niños y niñas que trabajan va creciendo, ya que sus padres ven una salida a los problemas económicos usando a los adolescentes con disposición de trabajar para ganarse sus alimentos u otros aranceles.
Entrevista Algo se ha hecho (1:05)
Conversamos con un niño de trece años llamado Manuel, él se las ingenia para trabajar, estudiar y divertirse, a su vez apoya a niños y niñas de la basurera con la escuela móvil.
Entrevista Testimonio Manuel (1:50)
Manuel comenta que cuando platica con otros de su edad, les dice que no se aflijan porque al trabajar siendo niños, recibirán un dinero digno y honrado, porque la vida les ha enseñado que si le gusta el dinero, deben trabajar.
Para Tamara la situación se torna diferente, tiene 13 años y desde los ocho aprendió a sacar la venta de tomates y cebollas, esto le permite llevar el alimento de cada día a su casa.
La vida no es nada fácil para estos niños y niñas, sin embargo, se apoyan a sí mismos mientras venden y juegan, van poco a poco haciendo sus tareas ya que sueñan ser grandes con un futuro mejor y diferente al que les ha tocado vivir en su infancia.