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Ana Monje, la matagalpina que pasó de tener un Ciber a ser estilista

Salón-de-belleza-en-Matagalpa

Ana Monje es una mujer matagalpina que logró establecer un Ciber en su casa de habitación, pero debido a la poca demanda y rentabilidad decidió emprender en el estilismo, también en casa.  Monje estudió varios años ingeniería en sistemas y todo lo que tenía que ver con la computación y reparación de estos equipos tecnológicos. Logró sostener el negocio por un tiempo, pero tuvo que cerrar por la escasa demanda y los avances tecnológicos.

El cambio de un Ciber por un salón de belleza, oficio que también estudió, se dio además por la desconfianza de la gente para darle a reparar un equipo por el hecho natural de ser mujer. “Discriminan mucho a las mujeres, a veces venían a buscar y preguntaban; ¿está el muchacho? no, soy yo, entonces decían… dele pues hay regreso. Sentí que a las mujeres no se nos da la oportunidad en esta área de las computadoras”, relata Ana Monje. Imaginen cuán estereotipada está nuestra sociedad.

Volviendo con la historia de Monje, una mujer piel morena, delgada, baja estatura y sonriente, amablemente nos compartió sus inicios en el emprendedurismo y nos contó cómo su familia ha sido fundamental para crear nuevas ideas de negocio en un contexto donde impera el desempleo, inestable economía y molesto asedio del que sufre su esposo el excarcelado político David Lagos.

«La situación económica y política está horrible, pero en medio de eso viene bastante gente, algunas personas tenían temor, pero a otras siempre les gusta venir», menciona Monje.

Uñas acrílicas, decoraciones, manicure, pedicure, esmaltado semi permanente, rallos o mechas en el cabello, maquillaje, alisados, y otras cosas entorno a la belleza destacan por actividades que realiza Monje.

En esta entrevista nos comparte un mensaje motivacional para las gentes que están pensando en emprender en oficios similares u otros.

«Nos debe de gustar y es normal sentir frustración, pero es importante formarse y animarse a aprender cosas nuevas», agrega.

El esposo de Monje, debido a la demanda de su negocio, aporta en las actividades básicas de su casa como la limpieza, cocina y asistencia a su hija cuando va a la escuela. Todo mientras Monje está dedicada en la Daphne, salón de belleza.

Por último la emprendedora destacó que en estos tiempos lo que queda es emprender porque quienes estudian alguna profesión o carrera tienen que, en muchos casos, conseguir conectes para poder trabajar.

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