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A casi tres años y todavía no hay justicia por asesinatos en La Cruz de Río Grande

A casi tres años de la masacre en La Cruz de Río Grande, en la Región Autónoma Caribe Norte, doña Elea Valle, madre de los dos adolescentes supuestamente asesinados por el ejército y conyugue del ex guerrillero también asesinado Francisco Dávila (q.e.p.d) sigue exigiendo justicia y la entrega de los restos de sus hijos para brindarles cristiana sepultura.

La noticia de aquel casi fin de año, (noviembre de 2017), sorprendió a la mujer y a toda la comunidad, pues sus dos hijos, su esposo, y cuñado, fueron emboscados por el ejército, muriendo en las montañas a eso de las 5 de la mañana, pero hasta las 7.p.m la mujer se enteró.

Según el testimonio de Valle, el ejército vistió a los menores de militares para disfrazarles, les pusieron paquetes de mariguana, haciendo creer que eran delincuentes, cuando en realidad iban al encuentro con su padre y tío, «los enterraron, y el ejército dijo que no había permiso de sacarlos; a mi niña la violaron y a mi niño lo apuñalaron, ellos no eran ningunos delincuentes». En su relato también agrega que, «fue el ejército, y el pueblo los miró, han pasado tres años y a mis niños no me los han entregado, yo sigo pidiendo justicia».

El padre de los menores, Francisco Dávila, era un ex armado, durante varios años fue perseguido por el ejército junto a Rafael Dávila, su hermano, asegura Elea Valle, ahora casi toda su familia fue mandada a matar por el gobierno de Daniel Ortega en el sector del Veintidós. Según la viuda, el sitio sigue ocupado por el ejército “siempre Daniel Ortega manda a asesinar al campesino”, dice.

Después del suceso, a la mujer le bloquearon su cédula, ya no tiene ciudadanía. Sus otros hijos dejaron de estudiar debido a la persecución que continúa, ahora pretenden hacer daño a Elea Valle y sus hijos.

“Yo quiero que mis niños estudien, cuál es el problema, cuál es el daño, asesinaron a su padre, ellos tienen todo el derecho de estudiar”, cuestiona la mujer, pidiendo que la dejen en paz, “que no me molesten, nada tienen que hacer conmigo, me quitaron a mis niños, quiero que me entreguen los cuerpos”.

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Recientemente hay persecución, Elea Valle, no puede decir a donde va ni donde se encuentra, pues la siguen asediando con intenciones de quitarle la vida pese a que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le haya brindado medidas cautelares, pero aún así la persecución sigue.

El asedio es constante para Elea Valle, toda esa situación le ha generado inseguridad, pero se auxilia del vecindario, «me han andado atrás, una vecina me contó que la Policía llegó donde yo estaba alquilando, rodearon la casa, hice maletas y me fui de allí, quiero que me dejen en paz».

Después de abril 2018, la persecución empeoró. En las marchas y plantones contra el gobierno de Daniel Ortega, la mujer exigía justicia por sus hijos a través de pancartas, siente con mucho pesar tener a sus hijos muerto «me siento afligida, me duele que mis hijos estén sumbados», dice Elea.

De sucederle algo a sus otros hijos o ella, responsabiliza al gobierno de Daniel Ortega porque “él (Daniel Ortega) es el asesino que mata, viola, manda a hacer todo a la montaña”, finaliza.

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