La situación económica y política de Nicaragua empuja a muchas personas adultas a refugiarse en los medicamentos y otros métodos que beneficien su bienestar, pues el estrés, frustración, dolores de cabeza y otros síntomas, les están atrayendo complicaciones graves en su salud emocional y física en un país sumergido en el desempleo y altos costos de los productos de la canasta básica.
Una madre soltera consultada por esta emisora y prefiriendo anonimato, reveló que, de vez en cuando trabaja, y en ocasiones no sabe qué hacer con sus dos hijos que van a la escuela porque los gastos que eso incurre son muchos. Cuando se puede van a clases y cuando no, toca buscar opciones para sobrevivir. El entorno es difícil y su salud empeora.
¿Pero qué otros refugios tenemos? Zoraida Tórrez nos cuenta cómo su entorno de amistades y un trabajo estable, le consigue bienestar y tranquilidad.
«La salud mejora dependiendo nuestro entorno, eso nos libera, el saber con quien contamos, quien está para nosotras. El tener un trabajo y contar con algo de dinero es fundamental para nuestra salud», comenta.
Otra mujer matagalpina nos dice que cuando tiene frustraciones por las deudas, a veces trata de controlarse o tomar medicamentos porque en ocasiones hay casos familiares o problemas que la desbordan.
A este entorno se le suman las preocupaciones por un familiar migrante, muertes, violencia o desapariciones de personas. Un contexto sin duda alguna, con muchas inseguridades, incluyendo la financiera y de Estado.