Feministas exigen justicia, oportunidades e igualdad

Cada 8 de marzo las mujeres en el mundo alzan sus voces para seguir demandando el acceso y respeto a sus derechos a esto se le suma el recordar la lucha de otras mujeres

En este 2021 el tema que la ONU otorgó al Día Internacional de  la Mujer que se conmemora cada ocho de marzo, es el de “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la COVID-19”, pues conmemora los esfuerzos realizados por mujeres y niñas en todo el mundo al momento de “definir un futuro más igualitario y la recuperación ante la pandemia de COVID-19”.

Más allá de flores, detalles, tarjetas y palabras bonitas, en este día se debe reflexionar sobre la violencia que viven las mujeres en una Nicaragua marcada por los desgarradores femicidios en los recientes años tan solo por ser mujeres.

La psicóloga, Ruth Marina Matamoros, miembra del Grupo Venancia, una organización feminista de Matagalpa, y Lorna Espinoza también feminista, describen qué derechos urgen reivindicar «queremos vivir sin violencia, no queremos vivir con miedo, queremos un mundo de igualdad y libertad, a tener recursos económicos y acceso a las propiedades. Queremos que las mujeres conozcan de sus derechos».

Los derechos son necesarios para manifestar, denunciar y apoyar a otras mujeres que sufren violencia. El derecho a vivir sin violencia es uno de las primordiales exigencias de las mujeres feministas de Nicaragua y el mundo. Como también el derecho a la libertad. Para Matamoros, es necesario seguir luchando por el acceso hacia los derechos «hemos conquistado muchos derechos pero eso no significa que estemos gozando de ellos», agrega

“El país que queremos las mujeres, es donde haya justicia, oportunidades e igualdad. Donde las leyes se apliquen y los protocolos elaborados también. Que haya un trabajo desde todos los espacios sociales para construir un país donde haya libertad de expresión y movilización”, dice Matamoros.

Puede leer: Mujeres y su lucha por la agenda feminista 

Hay menores de edad en el mundo que todavía están siendo obligadas a contraer matrimonios con sus agresores y personas mayores, cuando esa acción es un delito que debe ser condenado.

“Cuando las comisarías de las mujeres han desparecido y la ley 779 ha sido cercenada y se silencia la comisión de los delitos, cuando se reconoce un concepto de femicidio que no se acerca a la realidad concreta de lo que es el odio hacia las mujeres, cuando las instituciones no están en la disposición de facilitar el acceso a la justicia, entonces, vemos como el ámbito jurídico ha venido siendo limitado para las mujeres”, concluye Lorna Espinoza.

---