Puntada de Gato, un proyecto de bordados de una joven en Matagalpa
Con miedos y agallas la joven matagalpina Isabel Chávez decidió recorrer el camino del bordado. "Bordaditos hechos a mano con hilitos y amor"
Mientras vas bajando notificación tras notificación en Facebook, es imposible no detenerte a observar el arte de los pequeños y talentosos bordados de Isabel Chávez, una joven emprendedora de Matagalpa que disfruta tejer sentada en su sofá y silla mecedora en un balcón de su casa. Cada mañana o tarde, coge su hilo y aguja y empieza un nuevo bordado mientras se acompaña de su gato, mismo por el que renombra su página Puntadas de Gato.
La crisis y diferentes circunstancias ocurridas en el país, empujaron a la joven Isabel a rebuscar otras oportunidades y evolucionar desde la felicidad creando arte con sus manos. Dejó su carrera universitaria, Agroecología, y se las ingenió haciendo pinturas, costurando, y tocando su guitarra, renunciando a lo tradicional porque “bordar es una manera de meditar, estar en contacto con mi cuerpo, con mis manos y darme cuenta de su propia inteligencia”, describe la joven.
Para Isabel, que la juventud se reinvente es aprender, crear, aportar a la vida y gratificarla. Porque si bien dicen nuestras sabias ancestras, cuando algo se quiere se consigue más allá del límite.
Reinventar para aprender
«Siempre estamos aprendiendo y al final nos damos cuenta de que sí podemos y le damos nuestro propio toque», expresa Chávez.
Desde hace un año los bordados de Isabel Chávez empezaron a ser públicos en su página de Facebook e Instagram. Incluso un restaurante de Matagalpa le brindó apoyo para mostrarlos en el sitio. Todo ha sido una maravilla después que por ocurrencias empezara la aventura.
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El arte en Nicaragua es un campo muy duro para vivir, no hay libertad artística, hace falta darle valor el talento nacional, no hay reconocimiento ni promoción del mismo, la juventud en ocasiones no cuenta con recursos ni medios para expresarse, y solo un grupo muy reducido puede darse a conocer, sin incluir las tantas restricciones.
«En un país como Nicaragua la realidad es muy diferente, el arte es algo que estamos aprendiendo, de apoyar y valorarlo», comenta.
Tejer como un juego
Los detalles de cada bordado son indescriptibles, están tallados con mucho cariño y dedicación, si has visto los de la noche estrellada de Vincent van Gogh o la Flor de la vida en el corazón de la tierra, sabes que es arte. Sus bordados favoritos son las montañas.
«Lo más bonito que podemos hacer a la hora de trabajar es embellecer este mundo, pienso que los bordados te dan la posibilidad de no sentirlo como un trabajo y puede traer inspiración para otras personas», agrega.
Aunque para muchas personas y otras sociedades, el arte no es de gran importancia, para Isabel sí es relevante pues “en cualquiera de sus formas te satisface por crear con tus manos” destacando además que al empezar su proyecto tuvo algunas dudas porque miedo nunca le faltó, pero tampoco agallas.
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Algunos bordados con muchos detalles han demorado semanas, y otros dos días, revela la joven. Como si fuera un oficio no se exige más de ocho horas. Compra hilos por montón y cada ingreso que obtiene lo vuelve a invertir en su pasatiempo como artista.
Isabel Chávez quiere empezar a hacer videos y colgarlos en las redes para que otras personas de distintas edades puedan aprender y a través de este arte se puedan expresar porque considera que es una herramienta terapéutica para crecer.