¿Cómo fue la Operación Limpieza en Matagalpa y Jinotega?
Una de las masacres más fatales y dolorosas para muchas familias de jóvenes protestantes contra Ortega, fueron los escenarios del pasado 8 de Julio en Jinotepe, Carazo, cuando decenas de jóvenes quedaron […]
9:26 am
09/07/2019
Una de las masacres más fatales y dolorosas para muchas familias de jóvenes protestantes contra Ortega, fueron los escenarios del pasado 8 de Julio en Jinotepe, Carazo, cuando decenas de jóvenes quedaron sobre las calles ensangrentados por la represión de la policía nacional y los agentes antidisturbios en la famosa “operación limpieza”, realizada con el objetivo de desmantelar y eliminar los tranques levantados en las principales calles de esa ciudad y de todo el país.
En Mayo de 2018 se contabilizaban más de diez departamentos en los que hubo tranques en el país. Muchas personas que vivían en estas zonas decían sentirse más seguras por la protección que les daba la barricada que la llegada de policías y paramilitares.
En el norte del país, como; Jinotega, Estelí, Nueva Segovia, región autónoma caribe norte y Matagalpa fueron los departamentos que al igual que los del sur y centro del país, mantuvieron su lucha en pie hasta provocar la famosa “mesa de negociación”, entre el partido de gobierno y la alianza cívica, para salir de la crisis y tratar de detener tanta masacre en la que se contabilizaban más de 80 muertos para este momento, producto de la represión policial.
Dilon Zeledón Ramos, es uno de los jóvenes que fue víctima de la represión paramilitar en Matagalpa, el siete de julio del año pasado, y según él recuerda, para ese día, se encontraba en los tranques de las praderas mientras caía la noche, (tres de la tarde) sin poder asistir a una marcha que estuvo prevista hacerse ese día.
«En ese momento empezaron a llegar parte de la policía orteguista, paramilitares, y empezaron a dispararnos; fueron días difíciles, no estábamos preparados», relata el joven.
Dilon Ramos, se trasladó hacia el lugar de los hechos y se dio cuenta que, “la familia Soza estaba disparando a una de las casas en la que nos íbamos a bañar y teníamos nuestras medicinas, (el puesto médico) y fueron a disparar”, recuerda Ramos, mientras señala que no fue un día fácil ya que la intervención policial fue rápida. Las únicas opciones que los jóvenes intentaron hacer, fue correr y defenderse con piedras detrás de cada barricada que ellos mismos habían posicionado en el sector del colegio San Francisco de Asís al sur de La ciudad, un ataque que duró más de cinco horas, “estuvimos lo más que pudimos, nos defendimos lo más que pudimos”.
Wendy Juárez, quien fue parte del grupo organizador de los puestos médicos de Matagalpa, se encontraba en la marcha, y cuando iban pasando frente a la delegación policial, recibió una llamada en la que le decían que les estaban atacando el puesto médico, entonces se regresó con sus compañeras e intentaron levantar las barricadas mientras se estaba dando el atentado.
Para Wendy, estar bajo ataque por más de cinco horas, fue bastante fuerte ya que los muchachos se quedaron sin municiones de morteros y se resguardaron en el puesto médico.
«Nosotros salíamos de vez en cuando a hacer rondas para ver si habían heridos; es bastante duro recordar y más en está fecha, todo lo que pasó ese día», cuenta Wendy.
Desde los puestos médicos, estos jóvenes estaban tirados en el suelo mientras se daba el enfrentamiento, intentaban orar con las esperanzas de que terminara la represión policial y paramilitar del gobierno, recuerda entre lágrimas Juárez.
En este ataque participó la juventud sandinista quienes reforzaron la represión policial y parapolicial mientras que los jóvenes azules y blancos estaban en la total indefensión pues no poseían armas ni morteros, esto los obligó a abandonar las barricadas en Matagalpa, recordó el entrevistado.
Ese día hubo decenas de jóvenes heridos y muertos tras la operación, Dilon cuenta desde su experiencia tras el acto represivo del gobierno, quienes atacaron todos los tranques de la ciudad.
«Ese día hubieron veinte heridos y dos personas fallecidas, a mí no me hirieron, hubo un momento donde yo pase corriendo frente a la casa de los Soza tirando un mortero y ellos me dispararon, pero de la rafaga que tiraron ni una me dió», cuenta Ramos.
“Todos los días voy a gritar justicia, es más, el día de hoy ocho de julio estoy gritando por la justicia de mis hermanos de lucha que fueron atacados por este régimen que los mató”, finalizó el joven Dilon Ramos al recordar que más de una veintena de jóvenes fueron asesinados en los tranques de Carazo el pasado ocho de julio de 2018.
Mientras estos actos de violencia se daban en Matagalpa, en la vecina ciudad Jinotega, pasaba algo similar Jhonhy Leiva nos cuenta lo ocurrido el 16 de Julio.
«Grupos armados con fusiles de guerra ingresaron por la zona norte y sur, con el objetivo de llevar a cabo «operación limpieza», termina el 24 de julio en el barrio Sandino dejando tres autoconvocados muertos», relata Leiva.
Ese mismo día, después de ese enfrentamiento portando solamente banderas y morteros para defenderse, los jóvenes deciden resguardar sus vidas con temor de ser asesinados ante el equipamiento que portaba la policía del gobierno.
El joven prefirió seguir en las luchas cívicas y a las dos de la tarde del 20 de diciembre fue capturado en su negocio de motos, cuando vio llegar una camioneta color gris, que se dirigía hacia él.
Leiva, fue condenado a 25 años y medio de prisión; acusado de Terrorismo, secuestro simple, tenencia ilegal de armas y obstrucción de la vía pública.
«Es una vergüenza tener un presidente corrupto y asesino bajo una banda de crimen organizado que ha violado los derechos constitucionales de los nicaragüenses; seguiremos luchando para encontrar justicia», expresa el joven.
“Tenemos que seguir firmes, dignos, seguir unidos en esta lucha, no pueden haber más divisiones, solamente queremos una unidad para salvar Nicaragua, las únicas armas que tenemos es la bandera y el respaldo de la sociedad, pedimos que se unan y que sigamos apoyando esta lucha cívica”, finalizó diciendo Leiva.
